jueves, 12 de noviembre de 2009

LAS NEUROSIS DE NUESTROS PRÓCERES

10/11/09 - Teatro: La neurosis de los hombres célebres de la historia argentina
 (Compañía de Funciones Patrióticas)







Breve pero contundente. Irónica, ácida, corrosiva. Inteligente, sagaz, sarcástica. Tragicómica. Así es “La neurosis de los hombres célebres en la historia argentina”, obra teatral dirigida por Martín Seijo y representada por la Compañía de Funciones Patrióticas, un colectivo teatral que tiene la particularidad de realizar funciones sólo en fechas patrias y de obras que, de un modo u otro, hagan referencia a ésta.
El año pasado, la compañía tuvo el tino de realizar una puesta de El gigante Amapolas, esa olvidada pero siempre vigente obra de Juan Bautista Alberdi. Este año, sin embargo, la compañía apostó a más y realizó esta estupenda adaptación de un insigne tratado decimonónico: La neurosis de los hombres célebres en la historia argentina (1878) del doctor José Ramos Mejía. Imbuido del zeitgeist de la época, el libro describe las diferentes “neuropatías” sufridas por nuestros más célebres próceres, entre ellos Juan Manuel de Rosas, Bernardo de Monteagudo y Guillermo Brown.
Son precisamente estos tres prohombres los elegidos para esta adaptación de la Compañía de Funciones Patrióticas (protagonizada por Paolo Baseggio, Ernesto Fontes, Leandro Ibarra, Natalia Olabe y Guillermo Valdéz), ficción delirante pero cabal en la que estos tres peligrosísimos sujetos se encuentran encerrados en un manicomio bajo los obsesos cuidados del doctor Ramos Mejía.
Sobre una camilla, atado, aparece en la primera escena Bernardo de Monteagudo, una figura importante, hoy olvidada, para la gesta de liberación sanmartiniana. El doctor Ramos Mejía entra en la habitación acompañado por una joven residente. A partir de allí se desencadenan los hechos vertiginosamente y todo terminará de modo completamente inesperado y desopilante. Una voz en off (Claudia Mac Auliffe) aporta los datos necesarios, no exentos de mordacidad, para comprender lo que sucede.
La puesta en escena, austera, deliberadamente precaria, alude siempre a “La lección de anatomía”, el archifamoso cuadro de Rembrandt que la realidad, el azar o una mente perversa reprodujeron en la foto de la autopsia del Che Guevara, imagen que la compañía eligió para ilustrar las gacetillas de esta segunda función de “La neurosis…” (la primera fue el 17 de agosto, en la misma Sala Escalada).
La ciencia del siglo XIX se confunde en esta obra con el entramado político de un país que todavía no puede ser llamado tal y sus terribles dolores de parto. Al mismo tiempo, el humor y la ironía tiñen todo de un tono surreal que casa muy bien con la adecuada elección de las neurosis patrióticas: la erotomanía de Monteagudo, el delirio persecutorio de Brown y la megalomanía de Rosas. Dice el texto de Ramos Mejía respecto de este último: “los grandes neurópatas como Rosas, en cuya contextura espiritual existe una atrofia tan extraordinaria del sentido moral, constituyen todas esas anomalías que son en el orden psíquico lo que las monstruosidades de la organización del cuerpo en el orden físico. Vienen al mundo con el germen de su locura, de esta locura temible que busca el placer en las emociones intensísimas del crimen, que arranca al corazón fibra por fibra y que en cada gota de sangre que vierten, encuentran una fuente inagotable de gratas emociones”.
Para finalizar, conviene entonces estar atentos a las próximas funciones de la compañía, puesto que no sólo desgranan su corrosivo humor a diestra y siniestra sino que ofrecen un espectáculo distinto, a contramano de los discursos oficiales y con una calidad digna de ser mencionada. Dos gestos loables completan esta invitación a la reflexión sobre nuestra propia historia: los pastelitos que se reparten al comienzo y el CD de la compañía que se entrega al final, con imágenes, sonidos y los textos representados. Un verdadero lujo patriótico.

CRÓNICA DE UN DÍA EN AZUL

III Festival Cervantino de Azul (del 5 al 15 de noviembre de 2009)


Domingo, siete y media de la mañana, esquina de Callao y Rivadavia. La confitería del Molino aún no reabre sus puertas y el Congreso es mudo testigo de los numerosos grupos de jóvenes que recorren las avenidas, recién salidos, es muy evidente, de los boliches. Un grupo, pequeño y bostezante, comienza a conformarse allí. Permanecen ajenos al provocador espectáculo que brindan algunos y esperan. Con gran paciencia, esperan. Mucho después de lo pactado, un combi (mejor dicho, una van) llega, los carga y el ahora alegre grupo de periodistas, que eso eran, van rumbo a Azul, ciudad cervantina de Argentina. 



Domingo, doce del mediodía, sobre la ruta 3. Restaurant “Punto Argentino”. Los periodistas porteños bajan de la van, se encuentran con otro grupo de periodistas que ya estaba cubriendo el III Festival Cervantino de Azul y se disponen a comer. Lamentan, algunos, no haber podido ir al Monasterio Trapense, situado unos kilómetros más allá de Azul, tal como estaba planeado. Quedará para otra ocasión. Comida y bebida abundante, pampa infinita y los preliminares: los periodistas que ya estaban cubriendo el festival pasan el parte a los recién llegados y la calma azuleña comienza a apoderarse de todos, menos de algunos impacientes.

Domingo, dos de la tarde, comienzo de la visita oficial a la ciudad de Azul. Primera parada: el ex Matadero Municipal, cuyo portal fue obra del controvertido arquitecto Francisco Salamone. No hay mucho para ver, excepto una construcción de afilados perfiles. Los bullangueros periodistas entran triunfales a la ciudad y empieza el “city tour”. Segunda parada: Parque Municipal “Domingo Faustino Sarmiento”, diseñado por el afamado paisajista Carlos Thays. 22 hectáreas de verde, árboles, caminos, puentecitos y el arroyo Azul que divide a la ciudad en dos. Nos enteramos de que la ciudad se fundó en 1832 como fuerte (el Fuerte San Serapio Mártir) para contener el avance de los malones. 16 carretones de ruedas altísimas (aptas para vadear arroyos y lagunas) llegaron de la mano del coronel Pedro Burgos, de los cuales se encuentra una réplica en el parque.



Un simpático trencito realiza un breve trayecto dentro del parque y los ávidos periodistas preguntaron si era posible dar una “vueltita”. Aprobada que fue la moción por unanimidad, el grupo abandonó la combi para subirse al “Pamperito”, un tren de trocha muy angosta, cuya locomotora funciona con un motor de Ford T y cuyos vagones fueron reformados con partes de autos. Bamboleante y ruidoso, el Pamperito trajo de vuelta, sanos y salvos, a los periodistas muertos de risa ante la aventura ferroviaria en miniatura. Tercera parada: fiesta gaucha pre-Jesús María, en los predios del ejército. Más verde, autos, caballos y auténticos gauchos (facón al cinto y todo) por todos lados. Un amable ambulanciero explicó a algunos de los periodistas presentes de qué iba la cosa y entonces se comprendió un poco más un espectáculo que, de otro modo, resultaría un poco aburrido. La rebelde belleza de los caballos, sin embargo, hubiera bastado para atrapar la vista de cualquiera.



Domingo, cuatro y media de la tarde, Casa Ronco, hogar de la colección de Quijotes más importante fuera de España, motivo de la declaración de Azul como “ciudad cervantina” en el 2007 por la UNESCO. Una casa antigua, de principios de siglo, con sus puertas y celosías altísimas, su zaguán, su patio central, sus pisos de madera crujiente y allí, en las dos habitaciones principales, libros del techo hasta el piso, en estanterías realizadas por su propio dueño, el doctor Bartolomé J. Ronco. Ronco era un abogado capitalino que hacia los años 20 decidió ejercer en la ciudad de Bahía Blanca. Sin embargo, se afincó en Azul, ya que allí se encontraban los tribunales y pronto se casó con una azuleña. Tuvieron una hija que murió a los catorce años y luego de un período de comprensible luto, los Ronco se dedicaron a diversas actividades comunales. El abogado, gran lector, era, además, bibliófilo y coleccionaba ediciones (y todo aquello que tuviera que ver con) del Quijote, la obra fundante de la novela y la literatura modernas. Coleccionaba asimismo ediciones del Martín Fierro, fabricaba juguetes de madera, compilaba términos gauchescos y, por si todo eso fuera poco, dirigió hasta su muerte la biblioteca municipal.



El inquieto grupo de periodistas tuvo entonces acceso a algunos de los tesoros que son celosamente custodiados en la casa Ronco: la edición en inglés de Thomas Shelton, regalada a la biblioteca por el escritor inglés Julian Barnes; la edición de 1716, realizada en Amberes, Bélgica; la edición ilustrada por Salvador Dalí; el Quijote más pequeño del mundo, dos tomos en papel biblia que caben en la palma de la mano; ediciones en idiomas tan lejanos del castellano medieval como el japonés, el lituano y el hebreo; una edición de la editorial Tor para niños, ilustrada por Walt Disney (con Mickey Mouse y todos los personajes de Disney como personajes del Quijote); una edición de lujo realizada en La Plata; una edición de la Real Academia Española en ocho tomos de tamaño considerable, cuatro de los cuales constan únicamente de ilustraciones, con la intención de que el libro pudiera ser disfrutado aún por aquellas personas que no supieran leer. Otros tesoros invaluables, como la edición ilustrada por Gustave Doré, pertenecen a aquella parte de la biblioteca que no se puede mostrar al público, sino apenas sospechar y entrever entre los anaqueles. Quien esto escribe entraba, ante cada edición desplegada, literalmente en éxtasis.



Domingo, cinco y veinte de la tarde, costanera Catriel, desfile inaugural del festival cervantino. Arremolinados entre los lugareños, los periodistas pudieron observar el paso de las diferentes escuelas azuleñas y sus entrañables “cabezudos”, suerte de títeres gigantescos realizados por los chicos bajo la dirección del artista local Omar “Chirola” Gasparini, quien también realizara el mural que adorna parte de la costanera. Bajo el lema de la diversidad cultural se seleccionaron diferentes temáticas sobre las cuales los chicos podían realizar sus títeres y disfraces, y así pudo verse a los pumas y yaguaretés, a la barca de los inmigrantes, al circo Papelito y, por supuesto, cabezudos con motivos cervantinos (especialmente logrado estaba el cabezudo que representaba a Rocinante). Todos recibieron su merecidísimo aplauso y a continuación la murga Los Descontrolados de Barracas cerró el desfile.



Domingo, cerca de las siete de la tarde, últimas dos paradas: cementerio de Azul y grupo escultórico del artista Carlos Regazzoni. El ya exhausto grupo de periodistas, lejos de la algarabía que se adueñara de ellos durante su periplo en el Pamperito, recorrió el cementerio de Azul, cuyo portal también pertenece al arquitecto Salamone. Quien esto escribe no pudo dejar de sentirse subyugada ante la extraña y expresionista belleza del terrible ángel que preside la entrada al camposanto. A pesar de que algunos reporteros se aventuraron a recorrer tumbas, bóvedas y nichos, otros prefirieron quedarse prudentemente fuera y hacer chistes sobre la tardanza de quienes habían entrado. Un rato después, la algarabía volvía a adueñarse de los porteños apurados: el grupo escultórico del artista Carlos Regazzoni invitaba a sacarse las típicas fotos de “miren dónde estoy posando” y casi nadie se sustrajo a ellas, ni a la incandescente belleza de la chatarra oxidada mágicamente transformada en Don Quijote, Sancho Panza, Dulcinea/Aldonza y el perro, un flaco can de metal que desató la polémica: Don Quijote ¿tenía o no tenía perro? Y si tenía, ¿cómo se llamaba?



Domingo, cerca de las nueve de la noche, libertad de acción. Liberados de la presión “vamos a ver esto y esto y esto”, los periodistas se dispersaron o se retiraron a sus aposentos o se enfrascaron en sus laptops y quien esto escribe aprovechó, luego de un breve refrigerio, para recorrer un poco la plaza central de Azul y embobarse con la arquitectura y el diseño gótico de la iglesia-catedral Nuestra Señora del Rosario, así como con el impecable trabajo de restauración del Teatro Español, donde transcurriría la anteúltima parada de la excursión.



Domingo, apenas pasadas las nueve de la noche, Teatro Español, show de la compañía Tangokinesis. Un maravilloso espectáculo de danza que, bajo la dirección de Ana María Stekelman, combina la danza moderna con los movimientos tradicionales del tango, otorgándole una frescura inusitada. El show incluyó tangos como “La cumparsita”, “Buenos Aires hora cero”, “Yo no sé que me han hecho tus ojos”, tres versiones de “Quizás, quizás, quizás” y concluyó con un set de mambos. El público aplaudió a rabiar a los bailarines, entre quienes se destacaron sin duda alguna Nora Robles y Pedro Calveyra.

Domingo, madrugada, cansancio y después… Promediando la medianoche los filtrados periodistas fueron aún agasajados en otro restaurant a la vera de la ruta, esta vez con una picada y un asado bien criollos, como debe ser, y entre la mulita en escabeche, las patitas de chancho, el asado de tira, las ensaladas y los tentadores postres, el nutrido grupo de periodistas terminó subiéndose a la combi de regreso hacia la una y treinta de la madrugada. Luego de unos momentos de charla, todos acordaron tácitamente que había llegado el momento de llamarse a silencio y dormir.

Lunes, cinco de la madrugada, esquina de Callao y Rivadavia. La confitería del Molino sigue sin abrir sus puertas y el Congreso es ahora testigo de cómo los periodistas se despiden, se desean suerte y esperan reencontrarse en otra nueva aventura, tan grata y singular como la que acaba de terminar. ¡Gracias, azuleños!

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Nota en ANSud


Todas las imágenes por The Violet Girl.

martes, 3 de noviembre de 2009

FESTIVAL PALABRA VIVA

Del 5 al 8 de noviembre: Festival "Palabra Viva" (El Crisol)



¿Qué es un bululú? ¿Qué es un juglar? ¿Y un narrador oral? ¿En qué se diferencia éste de un escritor “convencional”? Estas y muchas otras preguntas podrán ser contestadas en el Festival “Palabra Viva”, que se celebrará del 5 al 8 de noviembre en El Crisol, del barrio capitalino de Villa Ortúzar.
Será un festival que, en palabras de sus organizadores, procura honrar “a la palabra que emite el cuerpo sin intermediarios audiovisuales. Un homenaje al verbo y a uno de los pilares fundamentales de la herencia cultural desde los comienzos de la humanidad: la tradición oral”. Con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro, el Fondo Nacional de las Artes, la Embajada de España en Argentina y el Gobierno y el Centro Dramático de Aragón, esta primera edición contará con artistas locales (como Ana Padovani) e internacionales (como Luis Felipe Aguirre, Norberto Presta y Javier Tárrega), quienes brindarán shows y workshops donde la palabra emitida en forma oral será la reina.
Cuentos, leyendas, poemas, romances, canciones, mitos, retruécanos, narraciones, títeres y versos tendrán espacio en este festival dedicado a celebrar la palabra en acto, lejos de la “virtualidad” reinante y buscando acercar al público a nuevas formas de apreciar ese bien cotidiano que es el lenguaje. Tanto los amantes de la literatura como los del teatro, los de la poesía y de la música, así como los curiosos, estarán de parabienes ya que habrá espectáculos para todos los gustos, como se detalla a continuación:

PROGRAMACIÓN

Jueves 5/11
21 hs – Espectáculo de Apertura: “Argentino hasta la muerte”, con Martín Ortiz (Argentina/España)

Viernes 6/11
17 hs – Charla con Javier Tárraga. “Un recorrido propio por la poesía oral, los cuentos populares, los títeres y los espectáculos de calle tradicionales”.
20 hs – Espectáculo “La torre de mentiras y los embusteros sin fin”, con Juan Marcial Moreno (Argentina)
22 hs – Espectáculo  “Fragmentos de vidas compartidas”, con Norberto Presta (Italia)

Sábado 7/11

17 hs – Clase magistral a cargo de Luis Felipe Alegre. “Juglaría. Tradición y actualidad”
20 hs – Espectáculo “Mil y un cuentos”, con Ana Padovani (Argentina)
22 hs – Espectáculo “Flor nueva de romances viejos... pero no tanto”, Javier Tárraga (España)

Domingo 8/11
16 a 19:30 hs – Workshop a cargo de Norberto Presta
21 hs – Espectáculo “Bululú”, con Luis Felipe Alegre (España)
Cierre

Festival “Palabra Viva”
Fecha: del 5 al 8 de noviembre
El Crisol: Arismendi 2658, CABA
Espectáculos nacionales: $10
Espectáculo extranjeros: $15
Informes: 011 4523-7605

Más información sobre los espectáculos:

Espectáculos participantes


Bululú
Con Luis Felipe Alegre
Un espectáculo de El Silbo Vulnerado.
Bululú es un actor que actúa en solitario, con unos mínimos elementos escénicos: los que caben su maleta.
El repertorio que un Bululú presenta al público, depende de sus habilidades actorales, a veces canta, cuenta cuentos, recita poesía, hace bailar los títeres..., siempre buscando la complicidad de su público, la comunicación inmediata.
En resumen, un bululú es, desde tiempos antiguos, el hombre que cuenta teatralmente historias a otros hombres.
El repertorio elegido irá desde clásicos como el Arcipreste de Hita o Quevedo hasta los actuales Ángel González, García Calvo, Juan Gelman, o Leopoldo María Panero, pasando por cuentos y cantos  de la Tradición Oral.


Flor Nueva de Romances Viejos… pero no tanto, tanto
Con Javier Tárraga
Cuenta Javier Tárraga: Mis espectáculos se componen de palabras, canciones, recitados, improvisaciones... y tonterías. Excepto el texto de los romances, nunca llevo exactamente preparado el contenido de lo que voy a contar, porque generalmente depende de cómo me encuentre y de la conexión con el público. Utilizo los cartelones ilustrados y alguna vez ciertos objetos.
Éste es el repertorio que podría interpretar:
La serrana de la Vera
Conde niño
La infantina encantada
Castilblanco
Juajuá
Rinoceros
Bernal Francés
El veneno de Moriana
Mariana Pineda
El enamorado y la muerte
La doncella guerrera
La pérdida de Alhama
San Antonio y los pajaritos
Morilla de bel catar
Ximena
Jura de Santa Gadea de Burgos
La danza macabra


Argentino Hasta La Muerte
Con Martín Ortiz.
Un espectáculo sobre textos de Cesar Fernández Moreno.
El espectáculo es una “nueva edición” del programa, La Poesía es para todos, que el mismo César Fernández Moreno condujo en los primeros años de la década del 60’ y que, en esta ocasión, está dedicado, precisamente, a su poesía. Así, como un programa radial visual, con tangos interpretados en vivo (“Yira, Yira” y “Uno”, que el poeta cita en el texto) el espectáculo articula algunos poemas del libro Buenos Aires me vas a matar (15 poemas dispuestos a modo de autobiografía).
Comienza con Argentino hasta la muerte a modo de psicoanálisis humorístico de lo argentino. El núcleo central de la obra es el poema Un argentino en Europa, sobre su primer viaje al Viejo Continente realizado en 1955. Acompañan a estos dos poemas, otros más cortos del mismo libro: Las Palabras, un texto metapoético de 1963, y Débil Mujer, poema de desamor.
Argentino hasta la muerte es un espectáculo de Poesía en Escena, de Poesía dramática, que busca promover el reencuentro con la obra de uno de los grandes y olvidados poetas argentinos a veinte años de su desaparición.


Fragmentos de Vidas Compartidas
De y con Norberto Presta.
Un espectáculo del Centro di Prodzione Teatrale Vía Rosse.
Cuenta Norberto Presta: El espejo da una imagen que me mira sin verme porque está pensando en otra cosa, estoy navegando en la historia y me pierdo. Escribo la historia de uno que se mira al espejo y no sabe quién es, la historia de uno que son muchos. Pienso en la Europa en la que vivo desde hace un cuarto de siglo, una sociedad que no se reconoce porque niega el otro, que pierde su identidad porque niega su historia, sus historias, que olvida y se hace sorda, que está cada vez peor porque sin saber ser rica niega su pobreza, porque siendo humanista olvida su solidaridad, su igualdad, su justicia, olvida lo que aprendió por haber sido víctima y victimaria a un tiempo. Olvida.
Yo que nací en Argentina, que antes de ser italiano fui clandestino en Italia, fui clandestino en Alemania, yo que hoy soy un europeo con pasaporte Argentino, un latino americano con pasaporte Italiano, soy argentino por nacimiento, italiano por mi bisabuelo, extracomunitario, clandestino, inmigrante emigrado migratorio migrante por voluntad y natura. ¿Quién soy?
“Fragmentos de vidas compartidas” no nació de un modo premeditado, apareció como una necesidad oculta, una necesidad de reconocerse partiendo de la propia historia y reconociendo al otro, reconociendo al que no conocemos pero en el que nos reconocemos. Reconocer la propia historia en la historia del otro, aún cuando cada uno tiene la suya. Fueron varias historias que escribí, sin premeditar hacer un espectáculo, pero soy teatrante y lo que escribí fue una necesidad que solo como teatrante puedo comunicar, es decir; haciendo pasar ese texto por mi cuerpo, transformándolo en una secuencia de acciones para encontrar una relación emocional, intelectual, sensitiva, física con el público. Puse todas esas historias juntas, las mezclé, se fueron contaminando y fui descubriendo que eran Fragmentos de vidas compartidas.


La Torre de Mentiras y Los Embusteros Sin Fin
Con Juan Marcial Moreno.
Un recorrido sensible, profundo, ameno y con humor por un sendero que nos lleva de visita a cuentos filosóficos de África, Arabia, Tíbet, Bolivia y otras culturas.


Mil y un cuentos
Con Ana Padovani
La actriz despliega su rol de narradora en un abanico de cuentos provenientes de la literatura universal y de la tradición oral que despiertan en el público variadas emociones: la ternura, la reflexión, el suspenso, la sonrisa, la carcajada.
Genera un clima intimista que devuelve a la adultez uno de los mejores momentos de la infancia: disfrutar de los cuentos contados.
La canción, la poesía, la música, la gestualidad, la lectura, la interpretación de los personajes y demás recursos que desenvuelve la protagonista, otorgan a este espectáculo de narración una auténtica dimensión teatral de ricos y variados matices.
El repertorio incluye cuentos de tradición oral y de autores como Roberto Fontanarrosa, Gabriel García Márquez, Niní Marshall, entre otros.
Un párrafo aparte merece la importancia dada a los textos de Niní Marshall de quien Ana Padovani interpreta algunos de sus personajes más emblemáticos, como Catita, Cándida y Mónica. Rinde con ello un homenaje a la inolvidable actriz y expresa su reconocimiento por el apoyo que la propia Niní le infundiera desde el inicio de su carrera.

JORGE MEHAUDY: BENDICIONES DESDE ESTAMBUL Y TETUÁN

31/10/09 - Música: Jorge Mehaudy en Sala Mediterránea (Ciclo "Aires del Mediterráneo")



Sefarad. La sola palabra ya convoca un gran misterio. Sefarad, sefaradí, sefardí son distintas maneras de decir lo mismo: península ibérica. ¿Quiénes son, entonces, los sefaradíes? Son los judíos expulsados de España, junto con los árabes, en 1492. Muchos de ellos se afincaron en Estambul (Turquía) y conservaron allí lo poco (lo mucho) que se pudieron llevar: las llaves de sus casas, sus costumbres y su idioma. Pero aquel bello castellano antiguo se infundió de nuevos sonidos al contacto con los dialectos lugareños y dio lugar al ladino, también llamado judeoespañol o judezmo. Los judíos que se afincaron en Tetuán (Marruecos) desarrollaron también otra variante, más influida por el árabe: el haketía.
En estos dos bellos lenguajes el cantautor Jorge Mehaudy despliega una selección de canciones clásicas y de su autoría que pueden verse y escucharse en el ciclo “Aires del Mediterráneo”, una idea para aplaudir de pie. En la intimista Sala Mediterránea, del barrio de Abasto, se está llevando a cabo este ciclo que no sólo lo tiene a Mehaudy como uno de sus animadores sino que contó y contará también con exponentes del fado, el flamenco y la canzonetta napolitana.
Pero Mehaudy no sólo ofrece sus canciones sino que tiene el tino de hacer una breve introducción a cada una de ellas, contando las circunstancias que rodean a la canción y desplegando así, con gracia y carisma, la particular historia de la comunidad sefaradí, sus costumbres, sus anhelos, sus bendiciones. Y en su música se despliegan, verdaderamente, todos los aires del Mediterráneo: resuenan de pronto guitarras con un pronunciado dejo flamenco, estallan las melodías más cautivantes del Oriente, se deja incluso caer una melancolía casi tanguera. En una hora de espectáculo se tiene el placer de viajar hacia confines plenos de misticismo y poesía sin moverse siquiera de la silla, montados en la alfombra mágica de la música, la cálida voz de Mehaudy y los cantes sefaradíes.
Mehaudy, que además de ingeniero, musicalizó shows televisivos y espectáculos para niños, comenzó a investigar hace algunos años su genealogía y sus raíces. A partir de allí decidió revitalizar e inyectarles nueva vida a canciones como “A la una yo nasí” o “Buena semana”, y conformar un espectáculo que rescata no sólo la cultura de un pueblo sino la memoria de un idioma tan cercano, y tan lejano a la vez, al nuestro, donde se adivinan los ayes de las jaryas mozárabes y el salero de los romances, canciones y letrillas de la Edad Media española.
Entre otros temas, el pasado sábado, a pesar de la lluvia y las consecuentes molestias, pudieron escucharse “Bre Sarika”, “Tres ermanikas”, “Kafé d’amaneser” y “Blanka i Blanka”, tema de su autoría que fue finalista en el Festiladino de Jerusalén en el 2006. Estas y otras composiciones conforman, además, su CD “Sefarad – Kantes y tanyres”, editado en el 2008. Acompañado por Diego Mano en teclados y por Luciano Bertoluzzi en cajón y derbake, Jorge Mehaudy con “De Tetuán y Estambul” logra una perfecta amalgama que cautiva el corazón y eleva el alma hacia los más exquisitos ensueños.

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lunes, 2 de noviembre de 2009

SALTO Y NO ME CAIGO

30/10/09 - Teatro: La última vez (que me tiré a un precipicio) (Almeida-Lewis)




Una clown, una cornisa, una valija, un espejo mágico, un banco de plaza, una pierna que no quiere seguir los movimientos de la otra y se queja como un cachorrito, y sueños, sueños desbocados, desmesurados, aparentemente imposibles pero terriblemente humanos: ésos son los elementos principales de “La última vez (que me tiré a un precipio)”, obra de Vicky Almeida y George Lewis (con la colaboración dramatúrgica y dirección de Mario Luis Marino), estrenada en El Piccolino el pasado 16 de octubre. A esos mínimos pero esenciales elementos se le suman: el despliegue de la tecnología, con films y animaciones, el despliegue musical, con la hermosa y prístina voz de la misma Almeida (quien perteneciera al grupo Los Twist), y el vestuario adecuado para un personaje de esas características: ingenuo, sincero, adorable pero un pelín ridículo, un pelín patético.
Una clown, con su roja nariz de payaso, con su vestidito negro y blanco, sus zapatitos también rojos y su temor al vacío. No sólo al que le ofrece el de la cornisa, si no al otro —al peor— al existencial. Una clown que se pregunta, ceceosa, indecisa, al borde mismo del colapso nervioso, “yo, ¿quién soy?”. Y una serie de monólogos al borde mismo de otros tantos precipios intentarán dar la (alguna) respuesta. Cada vez que la clown está a punto de arrojarse, cae en un ensueño del que procura extraer la sabiduría, la clave. Y cada vez reaparece en el mismo punto (al menos, en apariencia) diciéndose a sí misma “tengo que entrar en razón”. Pero ¿cómo se entra en razón? ¿Se entra alguna vez?
Porque cada vez que se intenta entrar en razón, se está más lejos de ella. Los otros están siempre distantes y no contestan ni a las preguntas más triviales. Y se alejan, impasibles. Las cosas permanecen en su mutismo insondable, nada hay donde posar los ojos sin inquietud. Cada vez que se ensaya una posible respuesta se vuelve al mismo punto de desolación, locura y soledad. La clown parece preguntarse no ya dónde está la salida de la vida si no ¿dónde está la entrada?
Así, la obra maneja los tiempos y las sutilidades con una presteza envidiable. La actuación de Almeida sobrepasa a cualquier espectador y sorprende con su gran ductilidad, que dota al personaje de los matices precisos. La música siempre acompaña en el tono justo, en el momento apropiado, con los crescendos necesarios. Las proyecciones ambientan de inmediato al espectador: con sencillez, con calidez, con un minimalismo bien entendido rápidamente estamos ora en la cornisa, ora en la solitaria plaza de la desdicha. Y se cae tanto en la carcajada como en la reflexión más profunda con la misma bienvenida facilidad y gracia.
Por si todo esto fuera poco, la espléndida voz de Vicky Almeida, que sólo se muestra en todo su esplendor hacia el final de la obra, corona un espectáculo que deja no sólo los interrogantes existenciales que todos nos hacemos impresos a fuego en la retina, sino también un mensaje esperanzador y confiado, cifrado en la melodía y en la letra del tema final: “ya no hay heridas en esta vida / lo que quería / era una vida / que fuera mía”. Un espectáculo multidisciplinario para no perderse ni un minuto más.

Funciones: viernes a las 23hs
Teatro El Piccolino: Fitz Roy 2056
Informes: 4779-0353
Entradas: $30

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martes, 27 de octubre de 2009

LA FIESTA DE LOS OTROS

25/10/09 - Teatro / Danza: Muaré (Quesada-López)




El cruce —y hasta el borramiento— entre géneros es moneda corriente en la escena teatral contemporánea. Sin embargo, en ocasiones se tiene la sensación de que las diversas mixturas necesitaran todavía una horneada más, una vueltita de tuerca más que las eleve hasta el punto que sin duda podrían alcanzar. En el caso de Muaré, obra que mezcla de danza y teatro, estrenada ayer en el Camarín de las Musas, dirigida e interpretada por Natalia López (protagonista de La prótesis, de Martín Kahan) y Marina Quesada, la balanza se inclina más favorablemente hacia la danza que hacia la parte teatral.
Si la expresión corporal gana por lejos no es que la parte teatral no esté a la altura sino que tiene un basamento no todo lo firme que la profundidad del tema exhibido requiere: dos mujeres entran y salen (o bien, nunca llegan realmente a “entrar”) de una fiesta, la fiesta de los otros, la fiesta de los que pertenecen y no tienen problemas de identidad. Dos mujeres vestidas con una estética símil muñeca Barbie (vestidos de raso cortitos y con volados) procuran no perderse lo que pasa del otro lado de una misteriosa puerta que se abre sólo para dejar entrar el bochinche, la música, la fiesta, el carnaval del mundo. Tanto procuran no perdérselo como lo temen. Una puerta que se abre para que el cotillón y la diversión se les imprima en plena cara.
Sin embargo, el espectador no comprende rápidamente lo que sucede. No tiene demasiadas pistas y esto lo obliga a ciertas deducciones para empezar a comprender de qué se trata: las dos mujeres están en el cuarto donde los otros, los que sí están en la fiesta, han dejado sus abrigos —y hasta se parapetan detrás de ellos. Sus movimientos erráticos, agónicos, casi epilépticos connotan esa imposibilidad de pertenencia que las hace entrar y salir del cuarto con resultados cada vez más aterradores o desalentadores.
En este punto, un texto más jugado narrativa y dramáticamente hablando hubiera jugado, sin duda, a favor de la comprensión del espectador y hubiera logrado una mixtura más adecuada entre la parte performática y la teatral. Sin embargo, el momento más logrado de la obra es justamente el más vinculado a la danza: entre una y otra inmersión en el ruido glamoroso de la fiesta se produce lo que podríamos llamar un cambio de escena (o mejor aún, de estado) y las protagonistas aparecen en una marea (literalmente) de nylon cristal. Con maillots y gorras para nadar intentan liberarse ¿o asirse aún más? de ese maremágnum de plástico que las rodea y envuelve, y así danzan, giran, se contorsionan, se repelen, se buscan, se retuercen en una suerte de metamorfosis que paradójicamente las devuelve a su mismo estado inicial, una vez que han logrado salir de la crisálida transparente.
Párrafo aparte merece sin duda la musicalización de la obra, uno de los puntos más altos, responsabilidad de Jorge Grela, con Darío Lipovich como músico invitado. Climas perfectamente logrados, sugestivos y acordes a lo que se quiere transmitir refuerzan aquellos puntos no tan fuertes de la puesta. Muy lograda también la escenografía, con un interesante juego de luces a través de paredes de papel que reproducen el efecto “muaré”, efecto que consiste en la aparición de “aguas” o líneas verticales no deseadas en un patrón de líneas horizontales que se superponen.
Paredes tan frágiles, quizás, pero tan fuertes, como las que nos separan del mundo, que “es siempre de los otros” en palabras de Clarice Lispector, fuente de inspiración de esta obra.

Funciones: domingos, 21:30 hs.
Camarín de las Musas
Mario Bravo 960
Reservas: 4862- 0655
Entradas $ 30 (jub. y est. $ 20

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Alternativa Teatral


Crítica en ANSud

jueves, 8 de octubre de 2009

LANZAMIENTO OFICIAL DEL FESTIVAL CERVANTINO DE AZUL 2009

08/10/09 - Conferencia de prensa: III Festival Cervantino de Azul (Casa de la Provincia de Buenos Aires)



Hoy se realizó, en la Casa de la Provincia de Buenos Aires, el lanzamiento oficial del III Festival Cervantino de la ciudad de Azul, declarada “ciudad cervantina” en el 2007, en virtud de poseer una de las mayores colecciones de ediciones del Quijote en el mundo. La inmortal obra cervantina, fundadora de la novela y la literatura modernas, es el eje sobre el cual girarán las numerosas actividades, jornadas, eventos y atracciones que tendrán lugar entre el 5 y el 15 de noviembre próximos en la ciudad azuleña, situada en el centro de la provincia de Buenos Aires.
De la conferencia de prensa brindada en la ocasión, en la que se proyectó un video que sintetiza el espíritu y el recorrido del festival, participaron: el presidente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, licenciado Juan Carlos D’Amico; el director ejecutivo del mismo Instituto, doctor Sebastián Berardi; el intendente municipal de Azul, doctor Omar A. Duclós; el Agregado Cultural de España, Antonio Prats Marí; el director de la Casa de la Provincia de Buenos Aires, Rodolfo J. Valenta y el representante del Comité Organizador del festival, licenciado Luis María Lafosse.
En la conferencia se dejó en claro el enorme esfuerzo y el gran desafío que representó y representa para la ciudad de Azul el hecho de haber recibido tan enorme distinción para el mundo de la cultura y las letras. Quedó en claro también que el patrimonio cultural de una ciudad o una nación no es solamente unos vetustos libros apilados en un estante o grandilocuentes palabras, sino que puede convertirse en algo dinámico y participativo si la comunidad y las autoridades ponen su empeño en ello.
Así lo hace presuponer (y lo demostrará) el amplio programa de actividades a desarrollar en el festival, que incluirá:

-         música (con la presencia de, entre otros, Árbol, Fulanas Trío, Tuba Tango, Don Vilanova, Musa Rea, Los Descontrolados de Barracas, Juan Bonaudi y Flopa);
-         teatro (podrán verse obras como “Ala de criados” de Mauricio Kartún; “Quien lo probó lo sabe” de Mariano Moro y “Como quien oye llover” de Juan Pablo Geretto, entre otras, y estará presente la Escuela de Espectadores de Jorge Dubatti);
-         literatura (se celebrarán las II Jornadas Cervantinas Internacionales, presididas por el doctor Carlos Alvar, con la presencia de eruditos y académicos como José Manuel Lucía Megías y Melchora Romanos).



- Plaza Don Quijote -

Asimismo, habrá muestras fotográficas, de artesanías, danzas, proyección de películas, eventos deportivos y educativos para los más chiquitos, quienes ya cuentan con su propio Quijote: la prestigiosa editorial Alfaguara ha publicado ya la segunda parte de Las aventuras de don Quijote de la Mancha y de su escudero Sancho Panza – Un Quijote para niños ilustrado por niños. En esta adaptación de Margarita Ferrer y José Manuel Lucía Megías participaron niños de entre seis y doce años que ilustraron diferentes escenas del clásico de todos los clásicos literario.
Como se declara en la carta de intención difundida por los organizadores del festival, “esta nueva edición se presenta bajo el lema: “La diversidad cultural latinoamericana y sus diferentes expresiones”, partiendo de la idea de que no existe una única y estandarizada cultura sino procesos de hibridación donde se generan múltiples interacciones entre diferentes grupos sociales. Conocer la diversidad nos permite repensar nuestra identidad como latinoamericanos.
En este marco, se invitó a presentar propuestas originales y creativas y más de 80 fueron seleccionadas para este Festival Cervantino que pondrá en escena danzas, teatro, cine, música, literatura, fotografía, deportes, gastronomía, turismo, artes plásticas, talleres y diseño.”
Cabe destacar que, como bien apuntó el intendente de Azul, la ciudad puede ser visitada durante todo el año por su gran atractivo turístico y cultural, pero este festival será la ocasión más propicia para conocerla en toda su multiplicidad y esplendor. 




- Plaza central de Azul -

SAER, MALOSETTI & TREMOR EN LA TRASTIENDA

07/10/09 - Música: Jerónimo Saer, Javier Malosetti y Tremor (La Trastienda)




Ayer por la noche el artista franco-argentino Jerónimo Saer (hijo del reconocido escritor argentino radicado en Francia Juan José Saer) brindó el primer recital de su gira nacional, acompañado por los músicos Javier Malosetti y Tremor (Leonardo Castellani).
En el bello recinto de La Trastienda, unos minutos antes de las 21:30, las luces se apagaron y extraños sonidos inundaron el lugar. Una voz femenina, sampleada y sintetizada, repetía “Llegó la novedad, llegó la novedad…” y no se equivocaba: como un verdadero deus ex machina, se vio la figura, vestida de negro y con un sombrero de ala estilo Dick Tracy, de Jerónimo Saer rodeado de máquinas e instrumentos. La extrañeza continuó cuando comenzó a rappear en francés —pero también en un castellano afrancesado— y luego que el código se hubo establecido (sí, la cosa iba a ser así: un músico y cantante rodeado de máquinas y rappeando y, al parecer, nada más) la extrañeza se convirtió en el más puro deleite sonoro.
Con una trayectoria consolidada en la escena hip hop-funk francesa (integró bandas como Departement E, Foxaphonk y La Rime Team) y un disco solista en su haber (“Machine gum”, editado primeramente en Argentina por el sello Los Años Luz en 2007, y ampliado y reeditado por Stereofiction en noviembre del 2008), el despliegue sonoro de que hace gala Saer sorprende por su variedad, coloratura y frescura. Lejos de la música electrónica convencional, Saer apuesta en grande al mestizaje y la texturización, se entrega a la angustia de las influencias y mezcla sonidos y estilos disímiles, para devolvernos poderosísimas bases de drum n’ bass disparadas desde su PC portable a las que se le van sumando, en diferentes capas, sonidos generados por samplers y secuenciadores, a los que, a su vez, les imprime efectos in vivo y les superpone su propia voz.
Pero no todo son máquinas en la música saeriana: hay lugar también para los pequeños instrumentos que suman una nueva textura, sutil, delicada, en un estallido tonal donde no se le teme, ni por un segundo, a la saturación ni a la sobreexposición. Instrumentos como armónica, pandereta, cornetines y otros elementos de percusión acompañan el mix de “tango, groove cinemático, rock más hip hop-funk electro” (según lo definió la revista Openmag) de Saer.
Pero todo no son máquinas en la música saeriana, bis: promediando el show hicieron su aparición los músicos Javier Malosetti y Tremor (Leonardo Castellani), quienes se acoplaron a la propuesta de Saer con una gran perfección (tan así fue que el mismo Saer comentó “hay equipo acá, eh? hay equipo”) y pusieron toda su destreza y versatilidad musical para potenciar aún más un universo musical definitivamente rico y poderoso. El primer tema ejecutado por el trío fue un tango electrónico funkeado de dulce cadencia, que a su vez fue bailado por una excelente pareja de bailarines. Imposible no reconocer por allí un aire a Bajo Fondo, pero vale también destacar la nota de extrañeza y singularidad que le otorgaba cada músico con su instrumento. Más adelante, Leonardo Castellani dejó la guitarra y se calzó el bombo legüero, y más tarde tocó también la batería.
Esta cronista no pudo dejar de pensar, al ver a Saer rodeado de sus máquinas (las cuales pueden ser muy traicioneras también: hilarante fue el momento en que el escenario quedó completamente a oscuras al comienzo de un tema y Jerónimo exclamó, desesperado: “¡Ay, no veo el botón!”) en la famosa reyerta que años atrás sostuviera el maestro Pappo con DJ Deró, respecto de lo que era —o no era— “tocar” música… ¿Es posible seguir sosteniendo hoy día que sólo se toca música con instrumentos tradicionales cuando la música electrónica, la música por computadora, la música electroacústica o como queramos llamarla, ha avanzado tanto? ¿Es posible seguir pensando que los sonidos pueden provenir sólo de instrumentos tradicionales después de los experimentos sonoros de un John Cage, por citar sólo un ejemplo? Pareciera ser claramente que no, aunque cueste acostumbrarse, y la música de Saer viene a corroborarlo con gran belleza.
Así, lo que había empezado con cierta reticencia, como viendo de qué se trataba, terminó con la gente bailando entre las mesas y con ganas de que hubiera Jerónimo Saer para rato.
Afortunados entonces quienes puedan ir a verlo en las próximas fechas de su gira, que se detallan a continuación:

Mendoza/ Domingo 11 de octubre / junto a Fauna
Córdoba/ Miércoles 14 de octubre / junto a Third World Orchestra, Gustavo Lorenzatti y Fernando Caballero, en el Paseo del Buen Pastor a las 20.30 hs.
Rosario/ Sábado 17 de octubre / junto a Psycho Project, en el Parque España

En Uruguay:
Montevideo/ Martes 20 de octubre / Solo Set en la sala Zavala Muñiz del Teatro Solis a las 20hs.

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PROHIBIDO REÍR

02/10/09 - Teatro (unipersonal): La imagen fue un fusil llorando (Molina)

Roberto Arlt (1900-1942) es uno de los autores más importantes de nuestra literatura. Esa escueta descripción, sin embargo, no alcanza a cubrir el amplio rango de temáticas y reflexiones que supo disparar desde sus Aguafuertes porteñas, la columna periodística que lo haría famoso en vida, portento pocas veces visto. Roberto Arlt, con su particular manera de escribir, sus siete locos, su tercer grado de escuela primaria y su apellido imposible de deletrear para las lenguas criollas, supo conquistar a miles de lectores cada día con su columna: lectores que le escribían decenas de cartas y que elevaron, en forma meteórica, la tirada de uno de los diarios más importantes de aquella época.
Nada se escapaba de su pluma irónica, expresionista, salvaje y refinada a la vez. Tampoco el fusilamiento del anarquista Severino Di Giovanni acaecido en los convulsionados años 30. En el aguafuerte “He visto morir” Arlt despliega sus impresiones acerca de este suceso. Ése es el punto de partida elegido por Julio Molina para “La imagen fue un fusil llorando”, una adaptación teatral de dicho texto interpretada magistralmente por Gabriel Fernández, quien ya había caracterizado a Arlt en el programa Algo habrán hecho (Telefé). El texto de Molina, a su vez, pertenece al volumen La carnicería argentina, editado por el Instituto Nacional de Teatro.
La puesta, austera, cuidada, justa, impregna, gracias al juego de luces y sonidos, al espectador en la atmósfera adecuada. Franjas blancas y crudas, junto a opacidades nocturnas y oníricas, tan caras a la estética arltriana. El escritor está solo en su celda —en su cuarto— y su máquina de escribir lo espera. Pero ¿cómo escribir lo que sus ojos han visto? ¿Cómo dar crédito a lo que esos ojos vieron? ¿No sería mejor arrancárselos como Edipo para así ya no soportar el peso de lo que vieron? Sobre estos interrogantes planea el doloroso, poético y singular monólogo-soliloquio de Fernández, cuyos tonos de voz dan siempre con el matiz justo.
La soledad del escritor es extrema, como la del reo que aguarda ser ajusticiado. De ahí la similitud de esa borrosa habitación monacal con una temible celda de penitenciaría de los años 30. Una mesita, una máquina de escribir, una lámpara, un camastro y un espejo. El hombre, de rigurosos traje y corbata, de pelo engominado peinado hacia atrás, va perdiendo la compostura a medida que las horas pasan y no le es posible escribir, contar, narrar, describir aquello que ha visto. Todos sus años de periodismo, de literatura, y hasta su incipiente carrera teatral (en aquel momento Arlt sólo había estrenado las piezas 300 millones y El humillado) no le sirven de nada al ser humano que se ha visto herido en lo más profundo ante lo que él considera es una vil injusticia.
Pero no se trata de reivindicar el anarquismo o los derechos humanos. Se trata de una apuesta mucho más humana y jugada: reivindicar la gesta de un hombre que luchó hasta el final por sus ideales, que gritó “¡viva la anarquía!” antes de ser fusilado, y que se negó a ser vendado, decidido a ver cada detalle de su propia muerte. Es esto lo que el escritor no puede procesar, asimilar: hoy, en esa noche eterna del escribir, no puede cumplir con su oficio de cronista, no puede contar para los demás lo que ha visto, porque lo que ha visto lo ha herido de muerte a él también.
En suma, “La imagen fue un fusil llorando” es una obra que deja el agridulce sabor de las injusticias en el corazón del espectador, pero que también deja la sacra y dura consistencia de las cosas bien hechas en el alma conmocionada por el muy creíble Arlt de Julio Molina y Gabriel Fernández.

Funciones: viernes 22 hs.
Teatro La Carbonera
Balcarce 998
Reservas: 4362 2651

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sábado, 12 de septiembre de 2009

TRÁGICOS Y EXCÉNTRICOS

29/08/09 - Teatro: Ala de criados (Kartun)

Enero de 1919: mientras en la capital porteña se desata la famosa “Semana Trágica”, aquella de la huelga de obreros iniciada en los talleres Vasena, en Mar del Plata una familia de la alta aristocracia pasa sus vacaciones veraniegas sin darle, en apariencia, mayor importancia. 
En la primera escena de “Ala de criados”, la nueva obra de Mauricio Kartun, quien también la dirige, tres lánguidos jóvenes se asolean en la rocosa costa marplatense. No parecen preocupados más que de banalidades y quien primero habla es Tatana, la hermana menor, recientemente llegada del internado en Suiza: “las metáforas son cosa de putos”, proclama, dando el tono justo no sólo de la obra sino de su personaje, en la magistral actuación de Laura López Moyano. Su primo y su hermano no le prestan demasiada atención, pero en cuanto comienzan a hablar y a gesticular queda también claro el carácter de cada uno: Pedro (interpretado por Alberto Ajaka) es un aspirante a seminarista, siempre recto y contenido, mientras que Emilito (interpretado por Esteban Bigliardi, en una actuación sencillamente descollante) es un joven dilettante, un flojo, un típico “niño bien” porteño, preocupado por nimiedades, al borde mismo de la cobardía y la pusilanimidad. 
En este ambiente, con la sangrienta huelga como mar de fondo y la figura omnipresente del “tata” que dirige todos los hilos desde Buenos Aires, aparece un cuarto personaje que introducirá el drama, el amor, la sordidez y el conflicto: Pancho (interpretado por Rodrigo González Garillo) es una suerte de lacayo que duerme en el “ala de criados” sólo porque le prestan allí una habitación y es quien se dedica a lanzar las palomas para que los aburridos snobs se entretengan en el club de tiro a la paloma marplatense. Recio, varonil, un auténtico “guapo”, un personaje típico de la incipiente clase media porteña, esa que no está ni abajo de todo ni tampoco arriba y que para sobrevivir debe recurrir a la “engañifa” y a los peligrosos dobles juegos con unos y otros para salvarse. 
La joven Tatana queda impresionada ante este hombre “literal”, que desconoce qué cosa sea una metáfora (aunque sí sabe y practica la engañifa), tan diferente a todo lo que ella ha visto hasta el momento. La tensión sexual entre ambos es clara y contundente desde el primer instante en que se cruzan y es uno de los pivotes en los que la obra se asienta para sostener su dramatismo e interés. Interés que no decae ni por un segundo, a pesar de la longitud de la misma, que rebasa las dos horas de duración: el espectador está siempre atornillado a su butaca, con lo que queda demostrada no sólo la maestría de Kartun como dramaturgo sino también su perfecto conocimiento de los resortes que hacen que las historias avancen y, en este caso, el espectador junto con ellas. 
Pero otro de los pivotes sobre los que se asienta la obra es la huelga, la conformación de la Liga Patriótica y de otros grupos de apoyo a las fuerzas del orden que cundieron en aquellos días. En la abulia del verano marplatense, alterada sólo por los suaves disparos (“paff”) a las indefensas palomas, los porteños y Pancho deciden agitar un poco las cosas: ellos por diversión, Pancho por desesperación. Y luego de hacerle la seña convenida a Tatana para que lo vaya a visitar al ala de criados, el pequeño grupo comando conformado por los cuatro, sale a hacer destrozos en lugares como la Biblioteca Juventud Moderna, de donde se llevan como precioso y simbólico botín, entre otras, las tres obras claves de Emile Zola, padre del naturalismo: Naná, La bestia humana y Germinal. 
Así, en un ambiente de creciente efervescencia y delirio, quienes eran los débiles, los buenos para nada, los rechazados por inservibles, a los que ni siquiera su apellido de alta alcurnia les permitía ingresar a la Liga Patriótica, terminan siendo los opresores, los dominadores, los auténticos salvajes contra el único que tenían a mano: Pancho, el nadador de dos aguas, el que sólo sabía hacer engañifas, el que debía jugar sus cartas con la mayor astucia posible, el que rogaba a unos y a otros por su salvación sin lograrla. 
En resumen, una obra sencillamente magistral que a más de contar con actuaciones brillantes y los toques justos de grotesco y comicidad, revela un fino y delicado trabajo de restauración del lenguaje coloquial porteño de aquel entonces, en el que se mezclaban con total impunidad el inglés, el francés y el criollo más rancio y que es lo que, en opinión de esta cronista, le sirve a Kartun para fundar todo un universo digno de la mayor admiración. Una obra, además, para ayudarnos a pensar por qué hoy estamos como estamos, si aquellos fueron nuestros antepasados. 

Funciones: viernes a las 21hs, sábados a las 22.00hs, domingos a las 20hs.
Teatro del Pueblo: Diagonal Roque Sáenz Peña 943
Informes: 4326-3606
Entradas: $40 y $25 a jubilados y estudiantes

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LA MAGIA DEL GUITAR CRAFT

27/08/09 - Música: Círculo de Guitarras de Buenos Aires (Templum)


Quien desee escuchar algo diferente, musicalmente hablando, hará muy bien en ir a la próxima presentación del Círculo de Guitarras de Buenos Aires, si no tuvo la suerte, como esta cronista, de asistir a su última presentación en Templum el jueves 27 de agosto. 
El Círculo de Guitarras de Buenos Aires es una agrupación de guitarristas acústicos que se formó en 1994, como el capítulo local de un movimiento musical más grande, iniciado en 1986 por el guitarrista y compositor Robert Fripp, el legendario líder (aunque él no guste de ser llamado así) de King Crimson. Fripp, desde siempre un innovador, no sólo fundó un nuevo concepto musical (el llamado “guitar craft”) sino que también implementó una nueva afinación para dicho instrumento, a través de la cual se consigue simplificar mucho las cosas para los ejecutantes, así como también un sonido muy particular, más “afilado” y que permite registros más amplios, tanto graves como agudos. 
Los alumnos de guitar craft de todo el mundo, con sus guitarras acústicas con cuerdas de acero afinadas según la Nueva Afinación Standard (o “New Standard Tunning” en inglés), se nuclean en The League of Crafty Guitarrists, una mega-agrupación musical que ya ha visitado nuestro país en numerosas ocasiones, siempre con Fripp a la cabeza. A su vez, muchos de ellos conforman los distintos “círculos” que hay por el mundo, como el de París, Nueva York, Seattle y Barcelona. En nuestro país, además del de Buenos Aires, existen los círculos de Mendoza y de Rosario. Otras bandas cultoras de guitar craft argentinas son la ya mítica Los Gauchos Alemanes, el guitarrista Fernando Kabusaki, Zum y Big Time (trío conformado por dos de los integrantes del CGBA, Claudio Lafalce y Horacio Pozzo). 
El número de integrantes es, como nos comentaron los músicos en un mini-reportaje al terminar el show, variable. En este momento está conformado como sexteto, pero “a principios del año pasado era un noneto. Más o menos la formación va variando de acuerdo a las posibilidades, los proyectos personales y las performances de los integrantes. Y llegamos a ser, en el show más grande que yo recuerdo, veintitrés guitarristas en escena, acá en Templum”. 
El show del último jueves comenzó con una “circulación”: la circulación es algo así como el “pase” de una nota de uno a otro músico, completando el semicírculo en el que todos se disponen en el escenario. Es decir, si la primera nota arranca en el músico que está ubicado en el extremo derecho, éste se la “pasará” a quien esté inmediatamente a su lado y así hasta completar la vuelta. Esta forma de tocar requiere de una gran concentración y compenetración de unos músicos con otros: el ambiente intimista y recoleto de Templum es el ideal para poder apreciar esta dinámica grupal bien de cerca. Basta observar con atención cómo los músicos dialogan no sólo a través de las notas sino también a través de los gestos y las señas que se hacen unos a otros. 
Luego, el repertorio, que siempre es amplio y variado en cualquier agrupación de guitar craft, ya que la NST permite afrontar cualquier estilo musical con una facilidad mayor que la afinación tradicional, incluyó piezas originales del CGBA, piezas de Fripp, desde luego, y piezas de Piazzolla, Beatles, Bach, Big Time, Frank Zappa (para emoción y delirio de quien esto escribe), temas de película (de “Good-bye Lenin”, específicamente) y una deliciosa versión de un hit de los setenta (reeditado en los ochenta) como “I’m your Venus”. Como los mismos músicos aseveraron, “hacemos de todo un poco, también depende de la época y del arreglo y de la cantidad de personas que seamos, pero puede ir variando”. Vale destacar la absoluta calidez del show, la perfecta dosificación de diferentes ritmos y estilos, la pausada y armónica dulzura de las circulaciones y la grata experiencia que significa ver, al fin, algo distinto, algo que realmente se destaca y que vale la pena ver cuantas veces sea posible. Si bien el CGBA no aspira a la masividad, y su propuesta no pasa precisamente por allí, tienen el buen tino de no aspirar tampoco al elitismo absurdo, de no encerrarse en un cenáculo de “entendidos” y de mantenerse al margen de las bizantinas discusiones acerca de si este tipo de expresiones musicales son sólo aptas para “músicos” o para melómanos. El CGBA es una invitación a la magia del guitar craft y, por sobre todo, un maravilloso convite al disfrute musical que cualquiera puede apreciar.
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