sábado, 12 de septiembre de 2009

LA POESÍA DANZANTE DE LA BAHÍA DE SAN FRANCISCO

24/05/09 - Teatro / Danza: La bahía de San Francisco (Gandini-Acuña)

La posmodernidad plantea desafíos en todos los órdenes del quehacer humano. En la esfera del arte ha producido numerosos cimbronazos, aunque aún estemos aguardando algo que realmente sacuda los cimientos hasta el fondo. Mientras esperamos, en tensa calma, que eso suceda, las ruedas inconmovibles de la creación siguen rodando y así surgen obras que, sin ser peyorativos, podríamos llamar “híbridas”, en tanto en ellas se entrecruzan o amalgaman diversos géneros sin que —todavía— nazca algo completamente nuevo. 
Ése es el caso de “La bahía de San Francisco”, puesta teatral / escenificación poética / ensayo coreográfico basado en tan sólo una escena de la película Vértigo del gran Alfred Hitchcock. Subyugados por la incontenible poesía de la escena, en la que Kim Novak (Madelaine) se arroja a las danzantes aguas de la bahía simulando su suicidio, los bailarines, coreógrafos y también directores de la puesta, Luciana Acuña y Fabián Gandini, ponen en juego numerosas tramas genéricas y discursivas. 
En este sentido, la obra parte de una obra anterior, la película de Hitchcock y, más acotadamente, de una única escena, pero nada se sabe acerca de las escenas previas, ni del desarrollo general del argumento de la película, ni tan siquiera cómo termina o qué pasa después de que James Stewart (Scotty) rescata a Novak. A partir de allí, Acuña-Gandini despliegan una serie de cuadros escénicos en los que el espectador asiste, aunque al comienzo no lo sabe con certeza, a los ensayos (y hasta podría decirse que a los ensayos de los ensayos) de una futura obra que, en rigor de verdad, nunca llega a estrenarse o, mejor aún, se estrena en la mente del espectador al rememorar la obra completa. 
Sostenidos en ese eje, los protagonistas se presentan ante el público vestidos con enteritos de neopreno en un escenario vacío, rematado con tres sillas, dos relojes que misteriosamente marcan la misma hora, y una laptop en un costado. Con el transcurrir de la obra, se verá que el escenario no estaba tan vacío como al principio se creía, que las sillas tienen una razón de ser y que los dos relojes también cumplen una función primordial, así como la cortina que hacia el final se correrá para dejar ver la bahía de San Francisco en su plenitud. 
Sin embargo, si algo caracteriza a la obra es el quiebre casi constante de la ilusión dramática llevado hasta el punto de verbalizarlo en uno de los apartes culminantes. Más todavía, habría que decir que así como no hay trama (o, mejor dicho, la trama es simplemente la representación de una representación) tampoco hay demasiados diálogos, lo que se complejiza con unos cuantos apartes que procuran hacer caer las barreras, tirar abajo la “cuarta pared” que toda obra de teatro se obstina en respetar. Pero, al mismo tiempo, la obra lleva a escena uno de los ejercicios más célebres de la técnica teatral (aquel en el que un actor podía decir “buenas tardes” en por lo menos una veintena de inflexiones diferentes) en un doble juego especular: por un lado, el teatro dentro del teatro y, por otro, los diferentes ángulos desde los que, en este caso, puede ser vista una misma escena (como cuando repiten la coreografía con los ojos cerrados). O, si se quiere, extendiendo el paralelo hacia otra esfera del arte, la música, se trata de variaciones atonales y desacompasadas, mas no por ello menos logradas, de un mismo tema (una misma escena, más todavía: unos cuantos fotogramas). 
Vale destacar el intenso trabajo coreográfico de ambos actores-bailarines, en especial de Luciana Acuña, y los momentos de comicidad no buscada que el ensayar y repetir una y otra vez “lo mismo” producen en escena. En resumen, se trata de una obra que hace una fuerte apuesta por el quiebre de los lineamientos clásicos en pos de un rupturismo que todavía no ha dado sus mejores frutos pero que, sin duda, vale la pena sondear con espíritu y ojos bien abiertos. 

Funciones: domingos, 21 hs.
Camarín de las Musas
Mario Bravo 960 
Reservas: 4862-0655
Entradas: $30 jub. y est. $15

Links de interés:



No hay comentarios: